Mindfulness. El Mindfulness no es algo nuevo que esté actualmente de moda. Se trata de una filosofía de vida con más de 2.500 años, que incluye la práctica de la meditación y que tiene por objetivo el mejorar la calidad de vida de las personas, sin entrar en filosofías, creencias y religiones personales. No se trata de una técnica de relajación ya que esto es un efecto secundario y, no se trata de suprimir pensamientos y emociones para dejar la mente en blanco. El Mindfulness es una experiencia, es una práctica de vida, que cuenta con una parte teórica de explicación y formación pero sobre todo, se trata de una experiencia.
Hoy en día, hay gran evidencia científica sobre cómo el incluir el Mindfulness en nuestra rutina diaria, el orientar nuestra conciencia, la atención y la meditación tienen beneficios para nuestra salud física y mental, con efectos positivos en el del bienestar personal: nos cuidamos más, mejoramos nuestras relaciones interpersonales, protegemos nuestro cerebro…
Algunas investigaciones neurocientíficas sugieren que la práctica de Mindfulness cambia la arquitectura del cerebro, mejorando la salud, la productividad, la creatividad. Con la práctica del Mindfulness crece nuestro hipocampo, que es de gran importancia en la regulación de la actividad de la amígdala, núcleo de control de las emociones y sentimientos del cerebro, fluyendo así las conexiones entre la amígdala y la corteza prefrontal, responsable esta última de regular la expresión de nuestros pensamientos, emociones y acciones.
Una conexión fuerte entre la corteza prefrontal y la amígdala nos protege de los efectos dañinos del estrés y de la ansiedad.
Decía Lao-Tse, considerado uno de los filósofos más relevantes de la civilización china: “Si estás deprimido es porque vives en el pasado. Si estás lleno de ansiedad es porque vives en el futuro. Si estás en paz es porque vives en el presente”.
En muchos casos, solemos volver al pasado para sentirnos culpables, o avergonzados, para lamentarnos y es entonces cuando se ve afectado nuestro estado de ánimo favoreciendo la aparición de la depresión. En cambio, en otras ocasiones, solemos focalizarnos en el futuro para preocuparnos en exceso por todo aquello que no sabemos si va a ocurrir, facilitando la aparición de la ansiedad.
Pero, ¿qué pasa con el presente? No le prestamos atención, lo damos por hecho, lo subestimamos y sin embargo, en el presente es donde radica la solución.
El Mindfulnes nos trae al presente ampliando nuestra forma de ver y focalizar. Nos ayuda a salir del piloto automático, donde a penas somos conscientes, donde a penas captamos información y donde se pierde gran parte de la experiencia y del disfrute, facilitando que cometamos errores.
Gracias a la práctica del Mindfulness, con espacios de silencio, paz y tranquilidad, potenciamos la atención plena interfiriendo en estos circuitos automáticos. De gran utilidad en este mundo en el que vivimos, lleno de estímulos y acelerado, en el que es complicado pararse y prestar atención a los detalles y a nosotros mismos.
Con un entrenamiento en atención plena podremos ver las cosas de otra manera: parar, darnos cuenta de lo que realmente está ocurriendo, estar presente, observar mis pensamientos, regular mis emociones y sentir.
Un cerebro atento y conectado, es un cerebro feliz.