Autolesiones en adolescentes. Las conductas autolesivas son acciones deliberadas, recurrentes y suficientemente severas con las que la persona se provoca daño a uno mismo, sin que haya intento de suicidio aunque puede existir riesgo de muerte si se producen autolesiones tales como cortes demasiado profundos.
Las autolesiones más frecuentes son cortes en la piel, quemarse, pellizcarse o golpearse.
Encontramos que cada vez hay más adolescentes, y a edades muy tempranas, que realizan este tipo de conductas.
El objetivo de esta práctica es regularse emocionalmente, calmar una emoción, pensamiento o sensación que llevan a la persona un gran malestar.
Se llevan a cabo ante una emoción o sensación de ansiedad, de vacío, culpa, antes un estado de ánimo bajo, ira intensa, o bien pueden ser llamadas de atención para hacer ver a los demás como se sienten…
La persona que no sabe gestionar lo que estos pensamiento o sentimientos difíciles, llevándole una gestión de manera insana infligiéndose daño.
Los canales y receptores del dolor y el placer son los mismos, por eso las autolesiones a su vez pueden tener también la finalidad de la búsqueda de placer.
El bienestar temporal que la persona siente después de la conducta autolesiva es lo que hace que se vuelva a repetir la conducta ante situaciones similares, viviendo estas conductas como una <<adicción>> difícil de manejar.
Este tipo de conductas se pueden agravar con el consumo de alcohol y drogas debido a la situación de falta de control que puede darse bajo los efectos del consumo.
Factores de riesgo:
- Baja autoestima
- Impulsividad, como la necesidad de correr riesgos en el caso de los adolescentes.
- Conductas violentas o rebeldes.
- Pobres habilidades de afrontamiento y sentimientos de incapacidad.
- Abuso de alcohol y/o drogas.
- Conflictos y ruptura familiar.
- Historial familiar de autolesiones.
- Dificultad en las relaciones con los demás.
- Historia de trauma.
Además la etapa de la adolescencia como tal, es una etapa de cambios hormonales y de vivencia de emociones intensas difíciles de gestionar. Por ello, la psicoterapia es importante para plantear una intervención en los casos de autolesiones, basada en el trabajo de la autoestima, la gestión del estrés, estrategias de afrontamiento y el autocuidado sin olvidar el trabajo con los familiares.